Las agendas de Asamblea expusieron los informes asociativos, económicos y financieros, los cuales fueron analizados colectivamente y con responsabilidad, siendo aprobados por unanimidad, reflejando la confianza del socio en la conducción institucional y el buen gobierno cooperativo. Asimismo, se renovó el tercio de los Consejos Directivos Locales (CDL), garantizando continuidad, alternancia y liderazgo cooperativo.
Las asambleas se transformaron en espacios de reflexión colectiva, donde la cooperativa pudo mirarse con serenidad, sentido crítico y honestidad, ejerciendo la transparencia como un principio ético fundamental. A través del análisis de cada socio, la gestión institucional se legitima, se enriquece y se fortalece, consolidando su compromiso con la comunidad. Ese gesto de participar, construir y decidir juntos es la base espiritual del sistema cooperativo. Cada palabra y cada voto, confirma que la cooperativa nace del socio, pertenece al socio y trabaja para el socio.
Concluidas las asambleas locales, avanzamos hacia el mes de diciembre, realizando las Asambleas Zonales, donde los Consejeros Locales profundizarán el análisis de la gestión institucional y elegirán a los delegados. Asimismo, en el mes de febrero de 2026, se desarrollará la Asamblea General Ordinaria de Delegados, máxima instancia de decisión y expresión plena de la soberanía del socio organizado.
Los tres niveles, local, zonal y general, evidencian que la democracia cooperativa es un proceso continuo, no un acto aislado. Un proceso que otorga estabilidad, legitimidad y cohesión institucional.
