El incendio comenzó el domingo 24 de agosto en horas de la tarde y se prolongó hasta la madrugada del lunes 25, cuando finalmente la lluvia logró sofocar las llamas. Durante varias horas, el fuego se expandió rápidamente debido a los fuertes vientos y la sequedad del terreno, lo que dificultó el control por parte de los comuneros y brigadistas que se sumaron a la emergencia.

Los pobladores de la zona manifestaron su temor, ya que los incendios forestales se han vuelto recurrentes en Cotabambas, poniendo en riesgo no solo la cobertura vegetal, sino también a los animales de pastoreo que dependen de estas áreas naturales. Además, alertaron que, de no tomarse medidas de prevención, futuros siniestros podrían acercarse peligrosamente a las viviendas.

Autoridades locales y comuneros trabajaron de manera conjunta para intentar controlar el fuego, aunque fue la lluvia la que finalmente logró extinguirlo. Pese a ello, se evidenció la falta de equipos especializados y de brigadas permanentes que puedan atender con rapidez estas emergencias en las zonas altoandinas.

Afortunadamente, no se reportaron daños a la vida ni a la salud de los habitantes, aunque sí una considerable pérdida de recursos naturales. Las autoridades exhortaron a la población a extremar precauciones y evitar acciones que puedan desencadenar incendios.